26 de septiembre de 2012

Tirando piedras... sin esconder la mano

Antes de intentar darle un enfoque un poco más clínico a las siguientes entradas que escriba, tenía que hacer esta reflexión en voz alta, surgida de una conversación con un paciente hace unas semanas.

Resulta que el hombre tiene un familiar fisioterapeuta y osteópata trabajando en otra ciudad, a la que le estuvo hablando de mí y de lo que bien que le iba (llevo atendiéndolo 8 años de todas las lesiones que le van apareciendo). Por lo visto, la respuesta de la buena compañera fue, en esencia: "¿es osteópata? Si no lo es no te fíes". Ahí lo llevas. Según parece, a la muchacha le han convencido de que todo el que no haga osteopatía no es buen fisioterapeuta. O lo que es lo mismo, que todos los fisios no osteópatas hacemos churriterapia.

Y el problema es que es un mal extendido entre los posibles usuarios de nuestros servicios. Hay tanto centro de fisioterapia dando un servicio de mala calidad que la gente empieza a asociar la marca fisioterapia con el tratamiento "en serie" de muchas clínicas y la marca osteopatía, Poyet, inducción miofascial... con calidad, porque "al menos me tocan".

En la charla con mi paciente, el hombre sacó a colación justo ese argumento: "yo es que nunca había estado en un fisio que personalizara la atención y se preocupara como tú". Y de ahí surgió la típica charla de cuánto se cobra por una sesión si atiendes a usuarios a través de aseguradoras (por cierto, @carcasor, ¿y ese cartel, va o no va?). Y continué diciendo que es indigno tener que trabajar por esos precios, pero que se establecen de forma unilateral y que no es tan fácil como podría parecer plantarse y dejar de tratar pacientes procedentes de aseguradoras mientras no suban los honorarios.

Pero tengo que decir que el hombre dio con la clave. Si conseguimos unos honorarios dignos de parte de las compañías, ¿estarían las clínicas dispuestas a elevar la calidad de su atención, o se seguiría haciendo el mismo trabajo? A pesar de que el único propietario que conozco de primera mano sé que sí lo haría, me temo que la respuesta mayoritaria es que se seguiría haciendo exactamente el mismo tipo de fisioterapia, y que los pacientes seguirían percibiéndola como la "terapia mala", la de "todo a cien". Porque no olvidemos que hay grandes clínicas que se están enriqueciendo, y mucho, con esa baja calidad asistencial.

Y creo que es hora de que dejemos de tirarnos piedras sobre nuestro propio tejado, porque si nos desprestigiamos unos a otros, el paciente acaba hecho un lío con tanta contradicción, y si damos baja calidad asistencial directamente desprestrigiamos nuestra profesión, y lo primero tenemos que hacer es asentar la marca FISIOTERAPIA en la sociedad, porque ahora mismo ésta aún no sabe distinguir, en muchas ocasiones, la diferencia entre un quiromasajista de un fisioterapeuta, y lo tendrá mucho más difícil si además tenemos osteópatas, poyetistas,  y demás etiquetas, anteponiendo esa nomenclatura y olvidándose de que son fisioterapeutas.

Espero vuestras opiniones.